CUESTIONES RELACIONADAS
A HERMANDAD E INSPIRACIÓN (1830–1930)
Reunión en Plymouth; Las condiciones en la Suiza
francesa; Las visitas de Darby; El desarrollo en su sistema; “La iglesia en
estado de ruina”; Augusto Rochat; La diferencia entre la enseñanza de Darby y
la de los hermanos que tomaban el Nuevo Testamento como el modelo para las
iglesias; El cambio del principio congregacionalista al católico; La
propagación de las reuniones; La carta de Grovesa Darby; La sugerencia de una
autoridad central; Darby y Newton; Darby y la iglesia en Bethesda, Bristol;
Darby excluye a todos los que no se unen a él en su decisión de excluir a la
iglesia en Bethesda; Aplicación universal del sistema de excluir a las
iglesias; Las iglesias que no aceptaron el sistema de exclusión; Su influencia
en otros círculos; Fundación de iglesias en muchos países sobre el modelo del
Nuevo Testamento; El racionalismo; La crítica bíblica; Incremento de la
circulación de las Escrituras.
REUNIÓN EN PLYMOUTH,
INGLATERRA
Una
reunión en Plymouth, en la que algunos de los presentes tenían contactos
personales con los de Dublín y los de Bristol, pronto resultó ser muy
influyente, tanto por la cantidad de participantes como por los sorprendentes dones
de algunos de sus líderes y maestros. Fue precisamente debido a la importancia
que adquirió este encuentro en aquel momento que se originó el nombre de “Los
hermanos de Plymouth”. Entre sus maestros los más eminentes fueron Benjamín
Wills Newton y J. N. Darby.
Este
último estaba relacionado a una asamblea en Londres, pero al dedicarse por
entero al ministerio de la Palabra, viajó constantemente y ministró con
frecuencia en Plymouth. Darby, a diferencia de sus colegas, aún enseñaba el
bautismo de infantes, aunque había abandonado la Iglesia Anglicana. Sin embargo
su doctrina acerca del bautismo de infantes se diferenciaba de la doctrina de
la Iglesia Anglicana, llegando a parecerse a la de Pelagio, quien lo
consideraba como una presentación del bautizado a un círculo en don de él
pudiera recibir la gracia de Dios. F. W. Newman, alguna vez relacionado con A.
N. Groves en Bagdad, se convirtió en un poderoso exponente del racionalismo, y
su hermano, Juan Henry Newman, se convirtió en un líder principal de los
tractarios, o sea, los del Movimiento de Oxford por medio del cual se inició el
avivamiento anglo-católico en la Iglesia Anglicana. A su vez, Juan Nelson Darby
pasó por fases de desarrollo igualmente notables.
CONDICIONES EN LA SUIZA
FRANCESA
En
1838, Darby aceptó una invitación a la Suiza francesa. Las condiciones
espirituales prevalecientes allí parecían propicias para un avivamiento. Los
ministros de la Iglesia nacional habían sido capturados, en su gran mayoría,
por el racionalismo de la época. Esto había conducido al surgimiento del
movimiento de la “iglesia libre”, que aun así no había satisfecho completamente
los deseos de sus partidarios. Ya hacía cien años que Zinzendorf y su grupo de colaboradores
habían fundado un grupo considerable de buscadores y testigos serios, y
persistían aún vestigios de sus obras. En las montañas vecinas de Jura todavía
existían asambleas de creyentes que habían sido fundadas bíblicamente, y que
habían sido perseguidas como anabaptistas.
En
Ginebra quedaban los frutos de las lecturas de la Biblia de Roberto Haldane.
Los líderes principales del movimiento de la “iglesia libre” allí habían estado
influenciados por ellas y un resultado de esto se hizo visible en la asamblea
llamada “La nueva iglesia”, la cual se reunió desde 1818 en Bourg de Four y
posteriormente en la capilla de la Pélisserie.
Otros
movimientos habían tenido lugar o estaban teniendo lugar, tanto dentro como
fuera de la Iglesia nacional. El que guardaba relación con S. H. Fröhlich,
desde 1828, había dado un auge al avivamiento. Gaussen y Merle D’Aubigné habían
intentado llevar nuevamente la Iglesia nacional del racionalismo a las
enseñanzas de Calvino. Otros se encontraban combatiendo la doctrina de la
Iglesia y el estado y estaban fomentando la “iglesia libre”, como fue el caso
de Vinet, quien, con otros ocho teólogos, abandonó la Iglesia del estado en
1840, seguido cinco años más tarde por una gran cantidad de pastores.
En
medio de tanta conmoción y transformaciones, Darby con sus dones
extraordinarios encontró una buena aceptación. Por algún tiempo se asoció a la
iglesia de Bourg de Four. Su ministerio resultó ser de gran aceptación,
mientras él hablaba de la segunda venida del Señor, de la posición de la
iglesia, del creyente considerado como “en Cristo”, y exponía las Escrituras
proféticas. Su disposición de tener hermandad con todos los creyentes sin
importar sus vínculos con cualquier iglesia, atrajo a muchos. Sus reuniones en
Lausana, las cuales contaron con una amplia asistencia y fueron muy estimadas,
poco a poco formaron en torno a él un grupo especial “la reunión” donde él
desarrolló más ampliamente sus opiniones particulares sobre la iglesia.
DARBY ACERCA DE LOS
DIVERSOS PERÍODOS
Con
relación a los diversos períodos o las diversas etapas en el trato de Dios con
los hombres, Darby enseñaba que cada una había fracasado desde sus inicios:
En
cada ejemplo hubo un fracaso total e inmediato por parte del hombre; sin
embargo, la paciencia de Dios ha podido tolerar y llevar a cabo por gracia el
período en el cual el hombre había fracasado en el principio; y además no hay
un solo ejemplo de la restauración de cierto período dado a nosotros, aunque
pudieran haber avivamientos parciales de cierto período por medio de la fe.
Los
ejemplos dados de estos fracasos en el principio de los períodos son: la embriaguez
de Noé, el caso cuando Abram fue a Egipto y allí negó a Sarai, y el becerro de
oro hecho por el pueblo de Israel.
Lo
mismo se afirmaba de la iglesia. “Hubo”, enseñaba Darby, “una desviación moral
de Dios en el seno del cristianismo”. Incluso en la vida de los apóstoles la
“apostasía”, “los tiempos peligrosos”, “la última hora”, “la apostasía de la
fe” y la obra del “misterio de la iniquidad” ya estaban presentes. Los
apóstoles fracasaron en llevar a cabo la comisión del Señor de ir por todo el
mundo y predicar el Evangelio a toda criatura; además, permanecieron en
Jerusalén cuando debieron haber huido de allí. Un nuevo apóstol a los gentiles
surgió para suplir su insuficiencia.
“De
esta manera”, escribe Darby, “…este período, al igual que cualquier otro,
fracasó y se interrumpió en el mismo principio fracasó en el principio —apenas
se hubo establecido por completo cuando resultó ser un fracaso.
SU ENSEÑANZA SOBRE LA
IGLESIA
Él
entonces pregunta si los creyentes son competentes “en nuestros días, para
formar iglesias organizadas según el modelo, como ellos suponen, de las
iglesias primitivas” y “si la formación de tales cuerpos es conforme a la
voluntad de Dios”. Su respuesta es “no”, por cuanto “la iglesia se encuentra en
un estado de ruina la primera desviación es fatal y es una base de juicio la
Escritura nunca registra una recuperación de tal estado Reconocer que vivimos
en una apostasía que se está apresurando hacia su consumación final, en lugar
de en una iglesia o en un período que Dios está sustentando por medio de su
fidelidad de gracia, altera toda la posición del alma”, señala Darby.
En
la Escritura, escribió Darby, vemos:
(1)
La unión de todos los hijos de Dios;
(2)
La unión de todos los hijos de Dios en cada localidad;
Este
estado de cosas, que aparece en la Palabra de Dios, ha dejado de existir, y la
pregunta a que debe responderse no es otra que: ¿Cómo debe juzgar y actuar el
cristiano cuando un estado de cosas que se presenta ante nosotros en la Palabra
de Dios ya no existe?
Ciertamente
usted dirá, “Él debe restaurarlo”. Su respuesta es en sí una prueba del mal. La
misma supone que hay poder en nosotros mismos. Yo diría, escuche la Palabra de
Dios y obedézcala, porque se aplica a semejante estado de declinación. Su
respuesta da por sentado dos cosas: primero, que es conforme a la voluntad de
Dios restablecer el orden o el período a su base original después que ha
fracasado; y, segundo, que usted es capaz y tiene la autoridad para
restaurarla.
Antes
de que yo pueda acceder a sus pretensiones debo ver, no sólo que la iglesia era
así en el principio, sino, además, que es conforme a la voluntad de Dios que la
iglesia sea restaurada a su gloria primitiva. Más aun, debo entender que a una
unión voluntaria de “dos o tres” o de dos o tres y veinte, o de varios cuerpos
similares, se le da el derecho, en cualquier localidad, de llevar el nombre de
“iglesia de Dios”, cuando esa iglesia originalmente era una unión de todos los
creyentes en cualquier localidad.
Además,
usted debe aclararme, si asume semejante posición, que por medio del don y el poder
de Dios usted ha tenido tanto éxito en reunir a creyentes como para que
legítimamente pueda tratar a aquellos que se niegan a responder a su llamado
como a cismáticos, autocensurados y extraños a la iglesia de Dios. Y permítame
aquí hacer hincapié en una consideración de suma importancia que aquellos que
están empeñados en hacer iglesias han pasado por alto.
Han
tenido sus pensamientos tan ocupados en sus congregaciones que casi han perdido
de vista a la iglesia.
De
acuerdo a la Escritura la suma total de las iglesias aquí en la tierra compone
la iglesia, al menos la iglesia en la tierra. La iglesia en cualquier parte no
era más que la asociación regular de cualquier parte integrante de todo el cuerpo
de la iglesia, o sea, de todo el cuerpo de Cristo aquí en la tierra. De modo
que aquel que no fue miembro de la iglesia en el lugar en que vivió no fue
miembro de la iglesia de Cristo.
SU TEORÍA DE LA “IGLESIA
EN ESTADO DE RUINA”
La
iglesia está en un estado de ruina si el cuerpo profeso no se encuentra en un estado de ruina, entonces le pregunto a
nuestros hermanos disidentes: ¿Por qué la han abandonado? Si está en tal
estado, confiesen esta ruina, esta apostasía, esta desviación de su estado
original ¿Cómo, pues, obrará el Espíritu
Santo? ¿Cuál será el actuar de la fe de uno como tal? Reconocer el estado de
ruina en que se encuentra la iglesia; tenerlo presente en su conciencia y, en
consecuencia, humillarse.
¿Acaso
nosotros, que somos culpables de este estado de cosas, debemos fingir que sólo
tenemos que atacarlo y remediarlo? No; el intento sólo demostraría que el
estado no nos ha humillado. Más bien, busquemos en toda humildad lo que Dios
nos dice en su Palabra acerca de dicho estado de cosas; y no tratemos, como
niños necios que han roto un jarrón preciado, de unir los añicos y componerlo
con la esperanza de ocultar el daño de la vista de los demás.
Yo
mantengo este argumento ante aquellos que se esfuerzan por organizar iglesias.
Si las iglesias verdaderas existen, estas personas no estarían llamadas a
hacerlas. Si, como ellos dicen, ellas existieron al principio pero han dejado de
existir, en ese caso el período se encuentra en ruinas y en un estado de completa
desviación del estado original establecido por Dios. Ellos están, por lo tanto,
asumiendo la tarea de restablecerla.
Este
intento es lo que ellos tienen que justificar; de lo contrario, el intento no
tiene nada que lo justifique Dedicarse a establecer nuevamente la iglesia y las
iglesias sobre la base en que se encontraban al principio es reconocer el hecho
del fracaso existente sin someternos al testimonio de Dios y a sus propósitos con
relación a tal estado de ruina.
La
pregunta que se presenta ante nosotros no es si tales iglesias existieron en el
período en que la Palabra de Dios fue escrita; sino que si después que, a causa
del pecado del hombre, ellas han dejado de existir y los creyentes han sido
dispersados, aquellos que se han tomado el cargo apostólico de restablecerlas a
su estado original, y de esta manera volver a establecer todo el período, han
comprendido realmente la voluntad divina y están provistos del poder para
llevar a cabo la obra que han asumido como su responsabilidad.
Yo
indago lo que la Palabra de Dios y el Espíritu Santo dicen acerca del estado de
la iglesia caída, en lugar de arrogantemente tomarme el derecho de restablecer
lo que el Espíritu Santo ha dicho de la condición original de la iglesia.
De
lo que me quejo es que se ha seguido las ideas de los hombres y que lo que el
Espíritu Santo ha registrado como algo que existió en la iglesia primitiva ha
sido imitado, en lugar de buscar lo que la Palabra de Dios y el Espíritu Santo
han declarado con relación a nuestro estado actual
La
obediencia, y no la imitación de los apóstoles, es nuestro deber en tales circunstancias
Cuando se nos dice que todas las instrucciones para las iglesias son para todos
los tiempos y lugares, yo me atrevo a preguntar si estas son para tiempos y
lugares en que las iglesias no existen... y volvemos de nuevo a la pregunta: Si
el período está en ruinas, ¿quién debe hacer las iglesias?
REUNIRSE EN “LA UNIDAD
DEL CUERPO
Si
se me pregunta qué tienen que hacer los hijos de Dios en las circunstancias actuales
de la iglesia, mi respuesta es muy simple. Ellos tienen que reunirse en la
unidad del cuerpo de Cristo fuera del mundo En cuanto a los detalles, prestemos
atención a la promesa del Señor: “Porque donde están dos o tres congregados en
mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18.20).
Eso
es lo que necesita el corazón que ama a Dios y está cansado del mundo. Apóyense
en esa promesa del Señor, ustedes, hijos de Dios, discípulos de Jesús. Si dos o
tres de ustedes se congregan en su nombre, él estará allí. Es allí que Dios ha
puesto su nombre, como en el tiempo antiguo en su templo en Jerusalén. Ustedes
no necesitan otra cosa que congregarse en fe. Dios está en medio de ustedes;
ustedes verán su gloria Recuerden,
además, que cuando los discípulos se reunían, era para partir el pan Si Dios
nos envía o levanta entre nosotros a alguien que pueda alimentan nuestras
almas, recibámosle con gozo y agradecimiento de Dios, conforme al don que le
haya sido otorgado.
Nunca
hagan ningún reglamento; el Espíritu Santo los guiará En cuanto a la disciplina,
recuerden que el aislamiento es el recurso extremo Preservar la santidad de la mesa del Señor es
un deber innegable Se lo debemos al
propio Cristo. Pudieran darse los casos en que repelamos con temor la
manifestación de pecado (Judas 23); pero, por otra parte, ¡cuidado con el
espíritu crítico, como con el fuego en su casa! “Donde están dos o tres
congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”
Si
todo el sistema colectivo ha llegado a nada, yo vuelvo a ciertos principios benditos
e inalterables de los cuales todo se deriva. Todo surge del acto de congregarse
“dos o tres”. A este acto Cristo ha sujetado, no sólo su nombre, sino también
su disciplina, el poder de atar y desatar.
En
lo referente a abandonar una asamblea o establecer, como se dice, otra mesa,
Darby escribe:
Yo
no le temo tanto a esto como algunos otros hermanos, pero debo explicar mis
razones. Si esta o aquella asamblea fuera la iglesia en este lugar, abandonarla
sería cortarse a uno mismo de la asamblea de Dios.
Pero,
aunque dondequiera que hayan dos o tres congregados en el nombre de Cristo él
está en medio de ellos, y, en cierto sentido, también está la bendición y
responsabilidad de la iglesia, si cualquiera de los cristianos que la componen
se reuniesen para establecer la iglesia o llevaran a cabo cualquier acto formal
con esa pretensión, yo debo apartarme de ellos, por ser esa una falsa
pretensión y por negar el mismo testimonio del estado de ruina que Dios nos ha
llamado a proclamar. Habría dejado de ser la mesa del pueblo y el testimonio de
Dios, al menos de manera inteligente.
Sin
embargo, por otra parte, el testimonio unido a la verdad es la mayor bendición
posible desde lo alto. Y pienso que si alguien, por medio de la carne, se
separara de dos o tres que andan en piedad ante Dios en la unidad de todo el
cuerpo de Cristo, no sería simplemente un acto cismático, sino que sin falta se
privaría a sí mismo de la bendición de la presencia de Dios.
Entre
los tantos en Suiza que se opusieron a las opiniones de Darby, uno de los más
distinguidos, tanto en carácter como en habilidad, fue Augusto Rochat. Él, al
referirse a la expresión, “la iglesia en ruinas”, demostró que la iglesia como
un cuerpo unido no puede estar en ruinas, aunque los individuos pueden caer. Él
señaló que, si bien las Sagradas Escrituras hablan de las asambleas, en sentido
general no se refieren a los grupos de creyentes que viven en la tierra,
dispersos en diferentes lugares, como la asamblea o la iglesia.
La
iglesia, como una asamblea general, incluye a los creyentes de todos los
tiempos y lugares, tanto a los que ya no viven en la tierra como a los que aún
no han nacido: las asambleas locales simplemente están unidas por medio del
amor y la hermandad fraternal. Darby enseñaba que sólo los apóstoles o sus representantes
habían tenido el derecho de elegir o nombrar a los ancianos en la iglesia, pero
que en estos tiempos de apostasía aquellas personas que son dotadas por Dios
para un servicio especial pueden ser reconocidas, pero no por una designación
oficial. Rochat, por su parte, contestó a esto que en la Escritura no existe
ningún pasaje que apoye esta afirmación, sino que por el contrario las
asambleas tuvieron este derecho de elegir a los hombres para ciertos cargos en
la iglesia y los presentaron ante los apóstoles para que ellos los reconocieran
y les impusieran las manos.
Rochat
se negó a aceptar las expresiones de Darby de “ruina” y “apostasía” como
términos aplicables a la iglesia. Un estado de cosas no puede apostatar, sólo
un individuo puede hacerlo. La asamblea verdadera nunca apostata.
La
Palabra de Dios nunca habla de la apostasía de la iglesia. La teoría de Darby
del fracaso inmediato de cada uno de los períodos, y especialmente de “la ruina
de la iglesia”, así como sus deducciones a raíz de su teoría, lo ubicaron, en
principio, en contra de todos aquellos que, a lo largo de la historia de la
iglesia, han seguido las enseñanzas y el modelo del Nuevo Testamento o han
regresado a aquellas Escrituras como a una guía segura y permanente.
EL CARÁCTER DE LA
ENSEÑANZA DE DARBY
Su
opinión de que las iglesias dejaron de existir casi tan pronto como fueron
completadas las epístolas escritas para su dirección, dejaría a una gran parte
del Nuevo Testamento inaplicable a las condiciones actuales.
Su
enseñanza suprime la independencia de las congregaciones de creyentes y su
relación directa con el Señor, presentando, además, la idea de un cuerpo, la
entrada al cual o la exclusión del cual, por parte de cualquiera de los dos
lados, es obligatorio para todo el cuerpo; el principio congregacionalista es cambiado
por el católico.
Aunque
él condenaba la formación de iglesias, las reuniones de dos o tres o más
personas que él recomendaba ejercían poderes disciplinarios, no sólo en sus
propios círculos locales, sino también extendiéndose a todo el sistema del cual
ellas formaban parte.
LAS BENDICIONES ESPIRITUALES
A
pesar de estas limitaciones, mucho poder y bendición espiritual fueron el
resultado de esa parte de la enseñanza de Darby que reanimó las verdades contenidas
en la Escritura. En su enseñanza, él no sólo señaló la debilidad de las
denominaciones existentes, sino que su ministerio estimuló la fe en Dios y el
ocuparse en su Palabra, reavivó la expectación de la venida del Señor con sus
influencias santificadoras, y enfatizó la libertad del Espíritu, quien concede
dones conforme a su voluntad por medio de los distintos miembros del cuerpo de
Cristo. En las reuniones se experimentó mucha bendición espiritual. Las
reuniones se propagaron rápidamente no sólo en Suiza, sino también en Francia y
Bélgica, Alemania y Holanda, Italia, y más allá.
Los
miembros de este grupo formaron un círculo estrecho de comunión entre sí, y
esto pronto condujo a la separación de muchos con quienes Darby se había
relacionado anteriormente. Cerca de sesenta miembros se separaron de la
asamblea de Bourg de Four (1842) y se unieron a las reuniones de Darby. Lo
mismo sucedió en el cantón de Vaud donde muchos abandonaron la “iglesia libre”
para dar el mismo paso.
El
desarrollo de Darby fue considerado como algo con tendencias peligrosas por
algunos que aún lo estimaban personalmente con el mismo amor y respeto de
siempre, como se puede apreciar en una carta escrita a él en 1836 por Groves a
su regreso a la India después de una visita a Inglaterra. Él escribió:
CARTA DE GROVES A DARBY
Deseo
que usted tenga la seguridad de que nada ha separado mi corazón de usted o
disminuido mi confianza en que usted aún está motivado por los mismos
propósitos generosos y amplios que una vez también me cautivaron. Y aunque
pienso que se ha desviado de los principios por medio de los cuales usted una
vez esperó llevarlos a cabo, y en principio está regresando a la ciudad de donde
partió, mi alma aún confía tanto en la verdad de su corazón a Dios que en mi
opinión se requiere de sólo uno o dos pasos para avanzar y usted verá todos los
males de los sistemas de los cuales profesa estar separado, surgiendo entre
ustedes mismos.
Usted
no descubrirá esto tanto a través de las obras de su propia alma como a través
del espíritu de aquellos que el principio han sido nutridos en el sistema, el
cual han aprendido a considerar como el único aceptable, los que no habiendo
sido dirigidos como usted (y [aun] algunos de los que primeramente se asociaron
con usted) a través de experiencias de profundo sufrimiento y tristeza, saben poco
de la verdadera verdad que puede existir en medio de la oscuridad inconcebible;
tales personas tendrán muy poca piedad y compasión, y la unión entre ustedes
será más una cuestión de doctrina y opinión que de luz y amor.
El
gobierno entre ustedes llegará a transmitir, abrumadoramente, la autoridad de
los hombres,
aunque tal vez no parezca ni se diga así; ustedes serán más conocidos por
aquello de lo que testifiquen en contra que por aquello de lo que testifiquen a
favor, y resultará que prácticamente ustedes testifican en contra de todo menos
de sí mismos.
Se
ha afirmado que yo he cambiado mis principios; lo único que puedo decir es que,
hasta donde entiendo cuáles eran esos principios, en los cuales me glorié al
descubrirlos en la Palabra de Dios, ahora me glorío en ellos diez veces más
después de haber experimentado su aplicación a todas las diversas y complejas
circunstancias del estado actual de la iglesia; lo que le permite a uno darle a
cada individuo, y grupo de individuos, el lugar que Dios les da, sin
identificarse uno mismo con ninguno de sus males. Yo siempre entendí que
nuestros principios de comunión eran nuestra posesión de una vida común de la
familia de Dios estas fueron nuestras primeras consideraciones y aún son las
más maduras que tengo.
La
transición que sus pequeños cuerpos de creyentes han sufrido, al ya no ser
testigos a favor de la verdad
simple y gloriosa, sino testigos en contra de lo que
ellos consideran error, a mi entender los ha lanzado del cielo a la tierra Lo
que quiero decir es que en aquel entonces todos nuestros pensamientos giraban
en torno a cómo podríamos nosotros
manifestar eficazmente aquella vida que habíamos recibido por medio de Jesús
(sabiendo que sólo eso podría ser como la voz del Pastor a sus hijos vivos) y
dónde podríamos encontrar aquella vida en los demás; y cuando estábamos seguros
de que la habíamos encontrado, les invitábamos, sobre la base de nuestra
participación divina en esta vida común (aun si en sus pensamientos sobre otros
asuntos fueran intolerantes o generosos) a venir y compartir con nosotros, en
la hermandad del mismo Espíritu, en la adoración a nuestra misma Cabeza; y como
Cristo los había recibido, así nosotros también los recibíamos para la gloria
de Dios Padre; y más aún, para que fuésemos libres, dentro de los límites de la
verdad, para participar con ellos en parte, aunque
no en todo, en
sus servicios.
Yo
infinitamente soportaría todos
sus errores antes que separarme
de lo
bueno que tienen sintiéndome seguro en mi propio corazón de que
el amplio y generoso espíritu de usted, tan ricamente enseñado por el Señor,
algún día romperá nuevamente esas ligaduras con que los que tienen una mente
más cerrada que la suya lo han atado, y saldrá nuevamente, ansioso por hacer
avanzar a todos los miembros vivientes de la Cabeza hasta alcanzar la estatura
de hombres, en lugar de ser limitado por pequeños cuerpos, por numerosos que
sean, que lo reconocen a usted como su fundador.
El
hecho de que se consideró también la idea de una autoridad central resulta
evidente en una carta de Wigram, uno de los partidarios más cercanos de Darby,
en la cual él hace la pregunta con relación a las reuniones en Londres: ¿Cómo
deben regularse en estas partes las reuniones para la comunión de los santos?
¿Sería para la gloria del Señor y el avance del testimonio tener una reunión
central, que fuera la responsabilidad de todos los que se encuentren dentro de
su alcance, y que tuviera tantas reuniones subordinadas a ella como la gracia
lo permita? ¿O será mejor permitirles a las reuniones que crezcan como puedan
sin relación entre sí y dependiendo únicamente de la energía de sus individuos?
Al
regresar en 1845 de una visita al Continente, Darby fue a Plymouth para tratar
con las condiciones imperantes allí que en su opinión eran insatisfactorias
debido a la influencia y enseñanza de Newton. Hacía mucho tiempo que existía
divergencia entre estos dos hombres capaces. Diferían en sus opiniones acerca
de la verdad de los diferentes períodos, acerca de la profecía y acerca de
temas relacionados al orden de la iglesia. No había sido poca la polémica que
había surgido entre ambos, tanto de forma verbal como escrita, y un espíritu de
rivalidad había crecido. La visita de Darby llevó las cosas a una crisis.
Al
final de una reunión un domingo por la mañana, él anunció su intención de
“dejar la asamblea”, y luego de algunas semanas comenzó a partir el pan en
Plymouth con sus partidarios, separados de la asamblea original.
DARBY Y LA ENSEÑANZA DE
NEWTON
Aproximadamente
dos años después de esto, algunos apuntes manuscritas tomados por un oyente de
un discurso dado algún tiempo antes por Newton, cayeron en manos de uno de los simpatizantes
de Darby. Los apuntes contenían algunos comentarios sobre los Salmos, y Darby y
sus amigos sostuvieron que en estos comentarios, Newton, al explicar su
aplicación típica a Jesús, había enseñado una doctrina no ortodoxa con relación
a la naturaleza de los sufrimientos de Cristo durante su vida en la tierra, y
en la cruz. Los apuntes fueron publicados sin contactar a Newton para
corroborarlos; se destacó el carácter no ortodoxo de los apuntes, se hicieron
deducciones, y sobre Newton cayeron acusaciones de herejía.
Newton,
al repudiar la doctrina deducida de estos apuntes, y al afirmar su firme e
incuestionable creencia en Cristo como verdadero Dios y verdadero hombre, sin
pecado, admitió haber usado expresiones a partir de las cuales se podía llegar
de manera legítima a conclusiones erróneas. Fue por esta razón que él publicó Una declaración y un
reconocimiento con relación a
ciertos errores doctrinales, en el cual confesó su
error y reconoció que era un pecado. Además, se retractó de todas sus
declaraciones, escritas y verbales, en las cuales pudiera encontrarse su error,
expresó su angustia por haber herido a alguien y rogó que el Señor no sólo lo
perdonara a él, sino que contrarrestara cualquier efecto negativo. Este
reconocimiento no tuvo el menor efecto sobre los acusadores de Newton, quienes
continuaron empeñándose en relacionarlo con la herejía que él negaba.
Cuando
tuvo lugar la división en Plymouth, la iglesia en la Capilla Bethesda, Bristol,
donde Muller y Craik se encontraban, no tomó partido en el debate, sino que
reconoció como hermanos a los miembros de ambas reuniones.
EL “ASUNTO DE BETHESDA”
Y BRISTOL
En
1848, dos hermanos excomulgados por Darby de la reunión en Plymouth, fueron de
visita a Bristol, donde ellos acostumbraban partir el pan en la Capilla
Bethesda en tales ocasiones. Ambos fueron cuidadosamente interrogados para
determinar lo sano de su doctrina y su limpieza del error que se le atribuía a
Newton. Al estar todos satisfechos sobre estos dos asuntos, los dos hermanos
fueron acogidos nuevamente.
Darby
ahora exigía que la iglesia en Bethesda juzgara el asunto de Plymouth, lo cual
ellos se negaron a hacer, alegando que dicho asunto no los afectaba a ellos,
que ellos no eran competentes para juzgar a una iglesia, y que sería
perjudicial involucrarse en discusiones sobre semejante tema.
Con
el tiempo, debido también a presiones en el seno de la iglesia, el asunto fue
considerado, y se redactó una carta que planteaba “que nadie que defendiera,
sostuviera o apoyara las opiniones del señor Newton o sus tratados debería ser
recibido en comunión”. No obstante, continuó diciendo la carta: “Suponiendo que
el autor de los tratados fuera hereje en lo fundamental, eso no significaría
que debamos rechazar a aquellos que hayan salido después de estar bajo su
enseñanza, a menos que podamos estar seguros de que han comprendido y asumido
opiniones esencialmente contrarias al fundamento de la verdad.” Darby entonces
escribió:
Me
siento obligado a presentarles el caso de Bethesda. En mi opinión, este caso
implica todo el asunto relacionado a la asociación con los hermanos.
Eso
por la única y sencilla razón de que si existe incapacidad para rechazar lo que
ha demostrado ser la obra y el poder de Satanás, e incapacidad para proteger a
las queridas ovejas de Cristo contra todo esto si los hermanos son incapaces de
dar este servicio a Cristo, ellos no deben ser reconocidos de ninguna manera
como un cuerpo al que se le confía semejante servicio.
Sus
reuniones serían verdaderamente una trampa para atrapar a las ovejas Yo no
deseo en lo más mínimo disminuir el respeto y el valor que alguien pueda sentir
personalmente por los hermanos Craik y Muller, esto por el hecho de que ellos
han honrado a Dios por medio de la fe pero yo sí apelo a los hermanos por su
fidelidad a Cristo, y por el amor por las almas de aquellos que les son
queridos, para que fielmente pongan una barrera contra este mal. ¡Ay de ellos
si aman a los hermanos Muller y Craik o su propia tranquilidad más que a las
almas de los santos queridos para Cristo! Y francamente les advierto que
recibir a cualquiera de Bethesda (a menos que sea un caso excepcional de
ignorancia de lo sucedido) es abrirle la puerta ahora a la infección de la
maldad abominable de la cual hemos sido librados a tan doloroso precio.
De
manera formal y deliberada, este mal ha sido admitido en Bethesda bajo el
pretexto de no investigarlo (un principio en sí que se niega a tratar cualquier
raíz de amargura), y ha sido verdaderamente disimulado. Y si este mal se admite
al recibir a personas de Bethesda, aquellos que lo hacen se identifican
moralmente con el mal que admiten, ya que el cuerpo que actúe de esta manera se
hace responsable colectivamente por el mal que admiten.
Si
los hermanos creen que pueden admitir a aquellos que trastornan la persona y
gloria de Cristo, y principios que han conducido a tanta mentira y astucia,
sería bueno que lo dijeran, para que los que no pueden admitirlo sepan qué
hacer En lo que a mí respecta, no debo ir ni a Bethesda en su estado presente
ni a aquellos lugares donde las personas procedentes de allí hayan sido
admitidas a sabiendas.
De
esta manera la iglesia en Bethesda fue excomulgada y todo aquel que pudiera
tener hermandad con ella. La supuesta razón fue que sostenían doctrina falsa,
pero en realidad esta doctrina nunca fue defendida por nadie en Bethesda. El
verdadero motivo fue que la iglesia en Bethesda continuó haciendo lo que el
propio Darby había hecho desde el principio, o sea, mantener la independencia
de cada congregación y su derecho de recibir a cualquier individuo de quien
hubiera razones para creer que había nacido de nuevo y que su fe y conducta
fueran sanas.
Pero
Darby había abandonado esta posición para adoptar la posición “católica” de un cuerpo
de iglesias organizado, excluyendo a todos los que se encontraran fuera de su
propio círculo, y sujeto a una autoridad central, en este caso, él mismo y la
reunión en Londres con la cual estaba asociada. La hermandad dejó de estar basada en la vida que llevaban, y el
rechazo de Bethesda también fue obligatorio. Ninguna cantidad de fe o santidad
podía librar a quienes se negaran a
condenar la iglesia en Bethesda.
LA
“EXCOMUNIÓN” DE LA IGLESIA EN BETHESDA
Pero
ni siquiera la distinguida influencia de Darby pudo imponer este gran cambio
sobre todos. No obstante, por medio de una propaganda incansable, una gran
cantidad de iglesias fueron inducidas a aceptar, como una prueba obligatoria
para su aceptación dentro de la hermandad de iglesias, la condenación de la
iglesia en Bethesda por una doctrina nunca sostenida por ella.
A
fuerza de una insistencia constante, este círculo de iglesias llegó a creer,
con toda sinceridad, que Bethesda había sido excomulgada por apoyar el error de
Newton, un error que él mismo había repudiado, y que la iglesia en Bethesda
nunca había sostenido. Este sistema fue desarrollado de una manera tan
constante que los hermanos en las Antillas tuvieron que analizar el asunto de
la iglesia en Bethesda, y los campesinos suizos en los pueblos alpinos se
vieron obligados a examinar y condenar los errores atribuidos a Newton.
Semejante
sistema no podía dejar de conducir a nuevas divisiones. Incluso durante la vida
de Darby varias divisiones similares tuvieron lugar en que los partidos
adoptaron diferentes posiciones, excluyéndose los unos a los otros de la misma
forma que habían excluido de manera unánime a Groves y a Muller.
Aquellas
iglesias que no siguieron a Darby continuaron su esfuerzo por llevar a cabo los
principios de la Escritura. Estas se diferenciaban de muchas maneras, pero
debido a que no creían en el derecho de una iglesia de rechazar a otra, sus
diferencias no hacían necesaria una división. Algunas de estas, temiendo la
crítica de los seguidores de Darby (llamados a menudo “los exclusivos”)
llegaron a ser, en grados variables, iglesias exclusivas, mientras que otras
mantuvieron la hermandad con todos los santos. Aunque estas iglesias fueron
constantemente calumniadas y rechazadas por aquellos que se habían separado de
ellas, no dejaron de incluir a estos entre los que estaban dispuestos a
recibir, reconociéndolos como hermanos. Roberto Chapman expresó la actitud de
dichas iglesias para con ellos cuando, en un rechazo al uso del odioso nombre
de “exclusivos”, los llamó “mis muy queridos y estimados hermanos” y los
describió como “aquellos hermanos cuyas conciencias los llevan a rechazar mi
hermandad y a excluirme de la de ellos”.
LAS IGLESIAS QUE SIGUIERON LAS ENSEÑANZAS DEL NUEVO
TESTAMENTO
Las
iglesias que, con Chapman, mantuvieron las bases originales con relación a sus
círculos de hermandad fueron llamadas a menudo “los hermanos abiertos”. Sin embargo,
siempre entre ellas ha de haber existido algunos individuos e iglesias que en
el fondo eran sectarios y por ello merecieron un nombre sectario, ya que
siempre existe un peligro latente de que cualquier movimiento espiritual pueda
terminar siendo una secta.
Al
mismo tiempo, entre ellos quedaron muchos que con razón podían haberse
adjudicado todo tipo de nombre que unifica y rechazar cualquier calificativo
que divide al pueblo de Dios. Estos hermanos mantuvieron un testimonio evangélico
activo, llegando también a la mayor parte de las regiones del mundo.
La
influencia de este movimiento ha sido de importancia más allá de los límites de
las reuniones que de una manera más particular se relacionaron con él. Frente
al gran predominio del racionalismo y su conquista de una gran parte de los
colegios teológicos, de los púlpitos de los principales cuerpos no conformistas
y de una parte considerable de la Iglesia Anglicana, estos grupos de creyentes
han mantenido absoluta lealtad a las Escrituras como inspiradas por Dios, y han
defendido esta convicción con una capacidad y un celo que los convierte en
aliados valiosos de los numerosos creyentes que, en sus distintos círculos,
sufren bajo sus ministros y demás miembros del clero que no tienen la misma fe.
LEALTAD A LAS ESCRITURAS
Movimientos
de un carácter similar, o sea, de creyentes reunidos conforme a la enseñanza y
el ejemplo del Nuevo Testamento, se encuentran en muchas partes del mundo.
Estos están libres de desarrollos históricos hacia rituales u organizaciones
que han apartado a muchos del modelo original, y su simplicidad los hace
adaptables a todas las clases de hombres y a todas las circunstancias.
Estos
movimientos no publican ni recopilan información o estadísticas, ni dependen de
la publicidad o solicitudes de ayuda para llevar a cabo su testimonio. De manera
que son muy poco conocidos en el mundo, incluso en el mundo religioso, y esto
precisamente le da a su trabajo una serena pero gran eficacia cuyo valor se aprecia
especialmente cuando dichos grupos enfrentan circunstancias de persecución.
En
nuestros días, constantemente se están formando círculos similares entre toda
clase de personas. Ellos poseen en sí mismos el poder para llevar la Palabra de
vida adelante cada vez más lejos, y siguen propagándose.
Sus
historias son constantes evocaciones del libro de los Hechos. Aquellos que
están entre algunos de ellos y nadie puede conocerlos a todos se dan cuenta de
que sus obras son como las de su Señor, “las cuales si se
escribieran una por una, ni aun
en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir.
CONTINUACIÓN Y
PROPAGACIÓN DE LA OBRA
La
atención ha sido atraída hacia las personas e iglesias que han aceptado las
Escrituras como una revelación divina, suficiente como para mostrar el camino
de la salvación personal y la conducta así como para dirigir a las iglesias de
creyentes en lo relacionado a su orden y testimonio. Hemos visto como se
levantó un cuerpo clerical que ha asumido dominio y poco a poco ha desarrollado
un sistema de ritualismo que se ha convertido en un enemigo implacable de
aquellos que han continuado actuando sobre la base de la enseñanza de las
Escrituras.
Una
forma diferente de ataque contra las Escrituras, que pudiera ser descrita como
racionalismo, fue la que se llevó a cabo en el siglo XIX. El racionalismo hace
a un lado la revelación al dar por sentado la suficiencia de la mente o la
razón a fin de permitirle al hombre encontrar la verdad y alcanzar el bien más preciado.
El
ritualismo y el racionalismo
El
progreso sin precedentes alcanzado en el conocimiento científico no sólo hizo
posible una comprensión valiosa acerca de las obras de Dios en la creación, sino que,
además, estimuló en algunas mentes un deseo de explicar la creación aparte de Dios.
Se hizo, pues, necesario demostrar que el relato de la creación dado en el
libro de Génesis no surgió a partir de una inspiración divina, sino a partir de
la ignorancia de los hombres que, por haber vivido antes que nosotros, se
supone que tenían menos conocimiento que nosotros.
A
medida que se hicieron nuevos descubrimientos en el campo infinito de la
naturaleza, las teorías se fundamentaron en estos descubrimientos y se afirmó
que estos resultaban incompatibles con el relato de Génesis, y que, por tanto,
comprobaban que la historia de Génesis era incorrecta. Al salir a la luz nuevos
hechos, se hacía necesario desarrollar nuevas teorías, cada una desplazando a
su predecesora, aunque cada una fue aceptada sobre la base de la autoridad de
la erudición de los hombres de ciencia que las promulgaban. El origen de las especies, publicado
por Charles Darwin en 1859, fue un hito importante en este desarrollo del
pensamiento.
Aquellos
que aceptaron la opinión de que no había habido una creación, inevitablemente
perdieron el conocimiento del Creador. Esto implicaba la pérdida de todo el
conocimiento revelado, por cuanto la revelación de Dios por medio de las
Escrituras comienza con la creación como la obra de Dios, sin la cual no pudo
haber existido la caída de su criatura, el hombre, y sin la cual tampoco
hubiera habido ni necesidad ni posibilidad de la redención del hombre. Por
consiguiente, las nuevas teorías que evolucionaron de las mentes de los hombres
rechazaron la enseñanza de la Escritura acerca de la caída, reemplazándola con
teorías, que cambiaban constantemente, acerca del desarrollo del hombre a
partir de una forma de vida inferior.
La
experiencia de la salvación y la esperanza de la redención se volvieron
imposibles de creer sobre la base de estas enseñanzas, y cualquier promesa vaga
que pudiera ofrecerse al género humano dejó al individuo sin esperanza.
Aunque
en las mentes de la mayoría la evolución ha reemplazado a Dios el Creador, de
manera que algunos consideran que sus raíces se remontan a las bestias en lugar
de Dios, y son ignorantes de Dios como su Redentor, no todos, incluso entre
aquellos reconocidos como los hombres de ciencia más eminentes, han seguido
esta enseñanza. No sería correcto decir que el aumento del conocimiento de los
hechos de la naturaleza necesariamente conduce a no creer en Dios o en las
Escrituras.
Muchos
han descubierto que cuanto más han aprendido de las obras de Dios en la creación,
tanto más han apreciado la consonancia de esta revelación con la contenida en las
Escrituras. En realidad, la afirmación que con tanta frecuencia se hace de que
ningún hombre moderno, inteligente y educado puede creer en las Escrituras,
carece de fundamento alguno. No es cierto que cuanto más las personas saben
tanto menos creen, ni tampoco que cuanto más ignorante son más fe poseen.
EL FRACASO DEL
RACIONALISMO
El
racionalismo se debe en gran medida a la falta de reconocer que el hombre no
sólo es mente, sino mente y corazón, y que la mente siempre sirve al corazón.
El corazón que es el carácter, la voluntad, las emociones y el centro de las
experiencia sus a en su servicio a la mente, con su inteligencia y poder de
razonamiento. El corazón del hombre natural usa su mente a fin de justificar su
incredulidad de Dios y la Escritura, al encontrar innumerables razones para
argumentar en contra de Dios así como contradicciones y errores en las
Escrituras.
No
obstante, si este mismo hombre tiene una experiencia que lo hace darse cuenta
de su estado pecaminoso, de su necesidad de salvación, y Cristo se manifiesta a
él, su corazón es decir, su voluntad y emociones son capturadas. Estas acuden a
Cristo en fe como el Salvador y Señor, y la vida divina y eterna es transmitida
a tal hombre, como está escrito: “Para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna” (Juan
3.15).
Con
esta provisión, la mente aunque ni más ni menos capaz, inteligente o instruida
que antes entra al servicio del corazón transformado. Encuentra verdad, belleza
y revelación en las mismas Escrituras que antes despreciaba, y descubre en los
caminos de Dios un motivo constante para adorar y ofrecer acciones de gracias.
El fracaso del racionalismo se debe a su acto de colocar al juez erróneo en la
magistratura.
Otro
modo de ataque contra las Escrituras, también desarrollado fundamentalmente en
el siglo XIX, tomó la forma de crítica bíblica.
Esta,
al igual que las investigaciones científicas, es buena en sí, pero el racionalismo
la obligó a adoptar teorías erróneas. El examen crítico del texto de la
Escritura, incluyendo el estudio de los manuscritos antiguos, ha sido de gran
valor al corregir los errores y exhibir de una forma más completa el contenido,
la fuerza y el significado de la Palabra de Dios escrita.
LA CRÍTICA BÍBLICA
La
“crítica superior”, al tomar en cuenta las circunstancias históricas,
geográficas y otras de carácter externo bajo las cuales fueron escritos los varios
libros, y al examinar también su carácter literario interno, así como al
deducir de todos estos lo que puede aprenderse en cuanto a su fecha y autoría,
ha sacado a la luz muchas cosas de interés. Sin embargo, aquí nuevamente el
método racionalista, el examen de las Escrituras sin tener en cuenta a Dios ni
la inspiración del Espíritu Santo que obró por medio de los autores humanos y
juntamente con ellos, ha conducido a teorías extrañas y variadas.
Las
Escrituras fueron dadas al mundo por medio de un instrumento escogido, el
pueblo de Israel. Moisés y los profetas hablaron por medio de la Palabra del
Señor, y los libros que contienen sus declaraciones, ya sean los de la ley, los
de historia, los salmos o las profecías, fueron preservados por los judíos con
un esmero y tenacidad que ninguna otra raza hubiera sido capaz de ejercer.
Cristo y los apóstoles aceptaron y usaron el Antiguo Testamento al máximo como
la Palabra de Dios, completándola por medio de la adición del Nuevo Testamento.
Este
Libro, o Biblia, en todos los tiempos ha sido aceptado como algo inspirado
divinamente, y por medio de su obrar en los corazones y vidas de los hombres ha
demostrado su poder divino. Siempre han existido aquellos que niegan sus
afirmaciones, pero fue en el siglo XIX que se vio un desarrollo trascendental
de esta negativa por parte de los hombres.
El
ritualismo había enseñado por mucho tiempo un desarrollo que añadió a la
Escritura e implicó una desviación de esta, pero el racionalismo, quitando de
la Biblia, tiene el efecto de socavar y destruir su credibilidad.
EL RACIONALISMO Y “LA CRÍTICA SUPERIOR”
Uno
de los primeros y más importantes desarrollos de la crítica superior fue
fundamentado en el uso de diferentes nombres para Dios en el libro de Génesis.
A partir de estas diferencias se argumentó que el libro tenía que ser la obra
de diferentes autores. Luego, en una demostración de mucha ingenuidad, el libro de Génesis, y
posteriormente otros libros, fueron divididos en las diferentes autorías (los
diversos críticos tenían sus distintos esquemas).
Bajo este proceso la personalidad de Moisés fue tergiversada, y pronto llegó a
estar de moda negar la existencia de Abraham y otros personajes descritos en
los libros más antiguos, representándolos como personajes míticos, el producto
de leyendas acerca de varios héroes relacionados a un hombre imaginario.
Un
nuevo y más rápido progreso tuvo lugar en estos métodos cuando Eduardo Reuss
(1834) promulgó una teoría según la cual los libros de la ley hubieran sido
escritos después de los libros de los profetas, y que los Salmos hubieran sido
escritos aun más tarde. Esta suposición produjo mucha especulación e hizo que
se adaptaran las distintas partes del Antiguo Testamento al esquema recién
concebido.
Al
mismo tiempo, los milagros del Nuevo Testamento fueron rechazados como sucesos
imposibles y se explicó con gran empeño cómo la narración de estos había
surgido a partir de malentendidos e historias legendarias.
LA ARQUEOLOGÍA Y LA
BIBLIA
La
historia del Evangelio fue reconstruida. La Vida de Jesús de
Ernest Renan y la Leben Jesu
de Strauss estuvieron muy en boga por un tiempo.
La
crítica se extendió por todas partes. El simple hecho de que algo se afirmara
en la Biblia era considerado casi como razón suficiente para dudar de su
veracidad. Semejantes extremos condujeron a cierta reacción; mucho de lo que se
había rechazado volvió a admitirse. Las investigaciones arqueológicas revelaron
la exactitud histórica de muchas cosas que habían sido consideradas como
fábulas.
La
creciente ocupación de muchos con las Escrituras, como resultado de estos
conflictos, sacó a la luz más que nunca sus tesoros de verdad y sabiduría.
Estas personas todo el tiempo continuaron siendo el medio fundamental para
traer la salvación a toda clase de pecadores.
Así
como el ritualismo le debía al clero el hecho de haberse convertido en un medio
eficaz para mantener a los pecadores alejados del Salvador, también el
racionalismo que tiene su amplio predominio en nuestros días y su poder de
mantener a las multitudes en la incredulidad tenía éxito por el hecho de que se
apoderó de la mente teológica y ministerial, y parecía convertir a quienes lo
adoptaban en los líderes intelectuales de la gente.
Su
conquista de los colegios teológicos y de las instituciones de entrenamiento
para el ministerio ha sido una obra casi completa. Los guías espirituales de la
gente han llevado a sus rebaños poco dispuestos a donde no hay pasto,
haciéndoles creer que ellos ya no pueden considerarse intelectuales ni mucho
menos inteligentes a menos que acepten las supuestas pruebas de que no hay
revelación inspirada divinamente y, por consiguiente, de que no hay ningún
Creador ni Hijo de Dios que se hiciera hombre por el bien de los pecadores, y
que por nosotros conquistara el pecado y la muerte y abriera el camino de
regreso a Dios.
La
enseñanza racionalista ha reducido al Señor a no más que un buen hombre, un
hombre que a menudo cometió errores, aunque un modelo para nuestra imitación.
Las promesas de que estas doctrinas trajeran consigo una paz, prosperidad y
hermandad universal, han sido desmentidas categóricamente por medio de la
guerra y los preparativos para la guerra, por medio de las huelgas y de la
bancarrota. La esperanza y expectación de la venida del Señor para reinar están
pérdidas para aquellos que no saben quién fue el que vino a sufrir por
nosotros.
CHARLES SPURGEON
1834–1892
Entre
los muchos que se opusieron a esta enseñanza y continuaron el uso de las
Escrituras con un poder y efecto que demostró la verdad de su afirmación de ser
la Palabra inspirada de Dios, ninguno resultó ser más eminente que Charles
Haddon Spurgeon. Él se convirtió al Señor cuando tenía dieciséis años (1850) y
fue recibido entre los bautistas.
Inmediatamente
comenzó a testificar de Cristo, y al cabo de un año, dejando a un lado
cualquier preparativo teológico convencional, se hizo pastor de una iglesia
bautista. Incluso para ese entonces su predicación ya tenía un poder espiritual
tan extraordinario que una creciente cantidad de personas se sintió atraída a
escucharlo.
Ningún
edificio disponible fue suficiente para el auditorio de semejante predicador,
de modo que se construyó el Tabernáculo Metropolitano con capacidad para 6.000
personas, y allí él no sólo predicó el Evangelio con regularidad a lo largo de
su vida, sino que, además, expuso las Escrituras y desempeñó un papel
importante con sus dones extraordinarios y con una humildad intachable en la
edificación de una iglesia basada en los principios del Nuevo Testamento, desde
la cual ríos de agua de vida fluyeron a innumerables almas.
En
la predicación, Spurgeon se aferraba estrictamente a las Escrituras, las cuales
explicaba a sus oyentes con una comprensión y emoción genuina, destacando su
mensaje con infinitos ejemplos adecuados y con un humor picante que nunca le
faltaba. Sus sermones eran efectivos tanto cuando eran leídos como cuando eran
escuchados; los mismos eran publicados tan pronto se predicaban, y su
circulación era enorme, manteniéndose incluso hasta después de su muerte.
Al
sentir fuertemente el obstáculo que representaba para el Evangelio la doctrina
de la regeneración bautismal, Spurgeon decidió de forma valiente predicar y
publicar un sermón sobre el tema. Esto lo expuso a los ataques por parte de los
numerosos cuerpos de evangélicos y protestantes que apoyaban dicha doctrina. El
conflicto que esto suscitó lo obligó, un año después, a retirarse de la
“Alianza Evangélica”.
Como
la crítica bíblica se desarrolló en el aspecto de socavar la fe en la inspiración
de las Escrituras y llegó a influenciar sobremanera a la “Unión Bautista”,
Spurgeon se retiró también de esa asociación (1887). Este paso le costó la
pérdida de algunos amigos y lo involucró en mucha polémica, pero al mismo
tiempo dio esperanzas a muchos que se encontraban a punto de dudar de los
fundamentos de su fe y, en los días difíciles, alentó aquella justificación de
la verdad de la Escritura que pronto iba a ser fuertemente reforzada por los
nuevos descubrimientos, tanto de las investigaciones históricas antiguas como
de las científicas modernas.
Al
mismo tiempo, las Escrituras nunca fueron tan ampliamente difundidas ni leídas
como en este tiempo, y su llamado al arrepentimiento y a la fe es tan eficaz
como siempre. La Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, junto con otras, no
sólo se mantienen, sino que continúa incrementando sus traducciones y ventas.
Sus agentes viajeros van en aumento y entran en esferas cada vez más amplias.
EL TRABAJO DE LAS
SOCIEDADES BÍBLICAS
Nuevas
traducciones llevan los tesoros de la Palabra de Dios a los pueblos más
lejanos. Si entre algunos de los pueblos favorecidos el don de la lectura gratuita
de la Palabra de Dios, tan encarecidamente comprado por medio de la sangre de
sus antepasados, es desperdiciado, existen aquellos, llamados posteriormente,
que se esfuerzan por ocupar los lugares de los primeros.
Quedó
reservada para el siglo XX la experiencia de una aceleración sin precedentes en
el curso de los acontecimientos. Al igual que una avalancha comienza su
movimiento lento, el cual, siendo casi imperceptible al principio, gana
velocidad hasta que desciende con un poder asombroso, asimismo el lento
desarrollo de los años precedentes se ha convertido en el torrente precipitado
de nuestra época. Los poderes ocultos en el aire están siendo descubiertos Luego dijo Dios:
Haya expansión en medio de las
aguas” (Génesis 1.6).
LOS PROGRESOS INIGUALADOS DEL SIGLO XX
Durante
mucho tiempo los hombres se conformaron sólo con respirar este aire, pero ahora
resulta ser el medio transportador de luz, calor, electricidad y sonido, de
modo que la voz hablada puede ser escuchada por millones de oyentes en todo el
mundo. El aire sostiene máquinas poderosas que corren a velocidades increíbles,
de manera que la distancia se disminuye y el mundo entero se encuentra
conectado.
La
calidad y estructura de los materiales son examinadas y se descubre que
contienen complejidades de forma y acción de una variedad inimaginable. En
medio de semejantes maravillas, la inteligencia humana ha sido avivada y el
conocimiento ha sido puesto al servicio de las obras buenas y malas, las cuales
tienden a aumentar la velocidad con que nuestra fase encamina hacia su consumación.
En
este gran torrente de la historia, las Escrituras permanecen inmutables e
igualmente se aplican a todas las circunstancias cambiantes de la vida.
Aquellos que andan en obediencia de fe, ya sea congregados en las iglesias o
dispersos por todo el mundo, descubren que esta brújula siempre apunta hacia
Cristo, de quien se testifica: “Todas
las cosas por él fueron hechas” y fue enviado por Dios
al mundo para que el mundo sea salvo por
él.
Pero
Aquellas iglesias que aún hacen de las Escrituras su guía y modelo, y que se
esfuerzan por actuar conforme a esta regla, están completamente libres del
racionalismo, al igual que siempre han estado libres del ritualismo.
Por
tanto, ellas constituyen un baluarte contra la incredulidad y proveen un
refugio para las almas que buscan donde poder actuar en obediencia a la Palabra
de Dios, en hermandad con aquellos de la misma opinión.
Su
aumento y propagación por muchos países, así como el hecho de que continúan
surgiendo iglesias nuevas en lugares donde la Biblia penetra, es de mayor
importancia.
Se
espera, además, que a medida que muchas denominaciones se desvían más y más del
camino de la fe, habrá cristianos entre ellos que se verán obligados a hacer
como muchos han hecho antes que ellos, o sea, fundar iglesias con los que creen
a fin de llevar a cabo ellos mismos las enseñanzas de la Palabra de Dios y
predicar el Evangelio salvador a los demás.
Los
miembros del clero a menudo han sido los líderes en tiempos de avivamientos que
han seguido un rumbo de cierto regreso a los principios de la Palabra de Dios,
y esto pudiera repetirse. Huss el capellán, Lutero el monje, Spener y Franke,
ambos pastores luteranos, y los sacerdotes de la Iglesia Anglicana, Juan y
Carlos Wesley, junto con Jorge Whitefield, son sólo algunos ejemplos. La
formación y experiencia de tales hombres resultan especialmente valiosas una
vez que ellos se liberan de las trabas que obstaculizan la obediencia de fe.
CONCLUSIONES
¿Acaso las iglesias aún pueden seguir la enseñanza
y el ejemplo del Nuevo Testamento?; Diferentes respuestas; Las iglesias
ritualistas; El racionalismo; Los reformistas; Los místicos y otros; El
avivamiento evangélico; Los hermanos que a través de todos los siglos han hecho
del Nuevo Testamento su guía; La difusión del Evangelio; Las misiones
extranjeras; El avivamiento por medio del regreso a las enseñanzas de la
Escritura; Cada cristiano un misionero, cada iglesia una sociedad misionera; La
diferencia entre una iglesia y una misión; Diferencia entre una institución y
una iglesia; Unidad de las iglesias y difusión del Evangelio; Las iglesias del
Nuevo Testamento entre todos los pueblos sobre la misma base;
LA PREGUNTA CON RELACIÓN
A LA IGLESIA
La
pregunta con relación a la iglesia, o sea, la cuestión de si podemos y debemos
continuar llevando a cabo la enseñanza y el ejemplo del Nuevo Testamento en lo
referente al orden y la estructura de las iglesias, ha sido contestada de
diferentes maneras:
1.
La teoría del “desarrollo” no recomendaría hacer esto, porque, de acuerdo con
la opinión promulgada por las iglesias ritualistas como la Iglesia de Roma, la
Iglesia Griega Ortodoxa y otras similares, se ha alcanzado algo mejor que lo
que se practicó al principio, y además, las Escrituras han sido modificadas, y
hasta suplantadas, por la tradición.
2.
El racionalismo ofrece la misma respuesta, considerando como algo retrógrado el
hecho de regresar al modelo original, ya que niega que las Escrituras proveen
una autoridad permanente.
3.
Los reformistas de las iglesias actuales han intentado desarrollar una posición
intermedia para regresar en parte, aunque no del todo, al modelo reconocido por
Lutero, Spener y otros.
4.
Algunos han abandonado el intento, como fue el caso de los místicos, quienes,
en lugar de intentar regresar al modelo original, se dedicaron a la búsqueda de
la santidad personal y la comunión con Dios, ejemplos de los cuales son
Molinos, Madame Guyon y Tersteegen. Además, está el caso de los “amigos”, que
dejaron a un lado las ordenanzas externas del bautismo y la Cena de Señor y se
ocuparon más con el testimonio de la luz interna que con las Escrituras
externas. Otros, como Darby y sus seguidores, repudiaron la obligación y la
reemplazaron por un testimonio de “la ruina de la iglesia.”
5.
El avivamiento evangélico dejó de lado esta pregunta como algo sin importancia,
concentrándose en la conversión de pecadores y organizando lo que resultara
conveniente a fin de satisfacerlas necesidades prácticas, como fue el caso de
las Sociedades Metodistas de Wesley, o el Ejército de Salvación.
6.
Sin embargo, en todos los tiempos ha habido hermanos que han contestado con un
“sí” a la pregunta, aunque han sido llamados por muchos nombres: cátaros,
novacianos, paulicianos, Bogomilos, albigenses, valdenses, lolardos,
anabaptistas, menonitas, estundistas y otros nombres innumerables, también
muchas congregaciones de bautistas e independientes, así como asambleas de
“hermanos”.
Todos
ellos han sido uno en su esfuerzo por actuar sobre la base del Nuevo Testamento
y por seguir el ejemplo de las iglesias del Nuevo Testamento.
Existe
otra pregunta muy relacionada con la anterior: ¿Será posible en la actualidad
predicar el Evangelio como se hizo en el principio, y no es cierto que al hacer
esto se pudiera lograr una difusión del Evangelio mucho más rápida? Verdaderamente,
la pregunta se amplía y se nos hace urgente: ¿Acaso no es sólo por medio de un regreso a
las Escrituras que puede manifestarse la unidad de los hijos de Dios y puede
lograrse la evangelización del mundo?
Al
principio del Evangelio no había distinción entre la obra “local” y la
“extranjera”. Poco a poco la difusión espontánea del Evangelio, indistintamente
del país y la nacionalidad, fue modificada por el cambio de las iglesias
apostólicas primitivas a la organización que se desarrolló a partir de ellas, y
las “misiones” comenzaron a enviar misioneros que representaban la autoridad
central que los había enviado.
Al
multiplicarse las denominaciones cristianas organizadas, las misiones hacia
otras tierras aumentaron, cada una predicando a Cristo, pero representando
también su propio esquema y desarrollo del cristianismo, e introdujeron así
entre los paganos la confusión del conflicto entre las sectas bajo la cual
sufre el cristianismo.
El
cristianismo original no dependió nunca de las riquezas materiales, sino del
poder del Espíritu Santo, y siempre estuvo relacionado con la pobreza. Los
métodos que se han desarrollado son costosos, porque los dones del Espíritu
Santo, quien mora en el creyente más nuevo y suple las necesidades para el
testimonio aun del más pequeño grupo de discípulos, no son reconocidos, sino
que en su lugar se establece una “misión” para suplir todas las necesidades.
Dicha
misión tiene que ser patrocinada, y se hace necesario solicitar dinero de los
que están en “casa” o, donde se cree que actuar así constituye una falta de fe,
se recurre a la publicación de incidentes conmovedores o necesidades
angustiosas para despertar interés en la obra. De esta manera, también, la
dirección y apoyo de la obra “en el extranjero”, al estar en gran medida en las
manos de aquellos “en casa” o de sus representantes, continúa siendo una
institución extranjera en el lugar donde se lleva a cabo, y de ese modo se
obstaculiza la difusión del Evangelio hasta un grado incalculable.
Seguir
a Cristo y negarse a uno mismo implica estar dispuesto a romper los más
queridos vínculos que nos atan a nuestras organizaciones denominacionales, así
como encontrar los medios para practicar una hermandad genuina con todo el
pueblo de Dios, practicando tanta tolerancia los unos con los otros como
nuestra debilidad actual nos lo exija. Si todos guardáramos las enseñanzas de
la Escritura, entonces podríamos ponerla en las manos de los hombres de todas
las naciones, y por medio de preceptos y ejemplo podríamos mostrarles que la
misma es para ellos tanto como para nosotros, en la certeza de que Dios los
protegerá, los guiará y les dará su lugar como iglesias independientes así como
su herencia entre los santos.
¿QUÉ NOS DEPARA EL
FUTURO?
No
sabemos qué dones el Espíritu Santo pueda despertar en lugares fuera del ámbito
de las actividades misioneras actuales y en las circunstancias que de forma
manifiesta se presenten más allá de nuestro poder para controlarlas.
Por
ejemplo, las iglesias rusas perseguidas tienen experiencias superiores a las
nuestras, y se aviva un celo y una devoción entre ellas que resulta desconocido
para la mayoría de los cristianos profesos en circunstancias más cómodas. Puede
darse el caso de que en medio de estas circunstancias se logren milagros de
unidad y testimonio que nosotros no hemos alcanzado.
Del
mundo pagano pudieran surgir líderes tan llenos del Espíritu Santo que fueran
capaces de dejar atrás tanto las divisiones como las riquezas de las misiones
americanas y europeas y experimentar conversiones y el crecimiento de iglesias
de Dios en sus propios pueblos, iglesias que bien pudieran tener que aprender
de sus propios errores, pero que estarán libres de los nuestros.
Con
Dios nada es imposible. Él pudiera llamar, incluso del Islam, a discípulos de
Cristo devotos y sumisos, a quienes podría usar en su servicio en medio de ese
pueblo. Todo esto no es para hacer a un lado el valor incalculable de la
dedicación y el servicio que durante mucho tiempo ha fluido, y que aún fluye,
hacia el mundo a través de las instituciones y sociedades misioneras, sino que
su visión son las multitudes todavía sin alcanzar (y que permanecerán no
alcanzadas al ritmo actual de progreso), señalando la única forma de lograr un
avivamiento, es decir, un regreso al camino de la Palabra.
¿DISCÍPULOS DE CRISTO SURGIDOS DEL ISLAM?
Dios
se manifiesta en Cristo por medio del Espíritu Santo como el Amante, el
Buscador, el Salvador y el Guardián de la humanidad perdida. No existe
revelación más eficaz que esta, que la naturaleza de Dios es tal quela miseria
del hombre caído lo ha obligado a hacer a un lado su gloria celestial a fin de
convertirse en Hombre, para llevar todos nuestros pecados y más que todas
nuestras penas, y conquistar la muerte por medio de la muerte para darles a los
pecadores moribundos vida eterna y divina.
Todo
el que por medio de la fe recibe esta vida llega a tener el mismo anhelo que
Aquel de quien la recibió, de modo que, cada cristiano es misionero por
naturaleza. Como un mandato obligatorio resuenan en su alma las palabras: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio
a toda criatura”.
CADA CREYENTE ES UN
MISIONERO Y EVANGELISTA
En
el Nuevo Testamento no hay distinción entre el clero y el laicado; todos los
santos son sacerdotes. De igual forma, no hay distinción entre los misioneros y
los que no son misioneros cada cristiano es “enviado”, o tiene la “misión” de
ser testigo de Cristo en el mundo. La formación de una clase misionera aparte, agrupada
en sociedades misioneras, apoyada por fondos especiales para misiones, que obra
a partir de una misión, aunque ha llevado a cabo mucho trabajo, se adquiere a
un alto costo, porque le permite a la gran mayoría de los cristianos no ser
misioneros y estar contentos con eso, y por otra parte empaña la visión de cada
cristiano de entregarse completamente al Señor en cada circunstancia y
dedicarse a su servicio de principio a fin.
El
propósito del Evangelio es que los pecadores se conviertan en santos, y que
luego se congreguen para formar iglesias. Ya que cada miembro de una iglesia es
llamado a ser un misionero, o testigo de Cristo, cada iglesia es una “sociedad
misionera”, una sociedad de personas que de forma colectiva se dedican al
testimonio del Evangelio.
La
diferencia entre una misión y una iglesia es que una misión, junto con la
sociedad misionera de la cual es una rama, es el centro en torno al cual los
naturales de un país se reúnen en busca de dirección y suministros. Por su
parte, una iglesia según el Nuevo Testamento, es, desde sus inicios, cuando dos
o tres se congregan en el nombre del Señor Jesús, basados sobre el mismo
fundamento que la iglesia más vieja jamás establecida, y tienen el mismo
Centro, los mismos principios.
Tal
iglesia, aunque es diferente de otras en sus dones y experiencias, es partícipe
de la misma gracia, y obtiene sus suministros de la misma Fuente. Además, llega
a ser el instrumento más adecuado para la difusión del Evangelio entre el
pueblo del cual ha sido llamada, y conoce perfectamente los conceptos, idioma,
costumbres y necesidades de dicho pueblo. Una misión puede ser de gran valor,
pero no debe convertirse nunca en el centro alrededor del cual se forma una
iglesia: ese centro es Jesucristo.
PELIGROS DE LAS
INSTITUCIONES
Existe,
además, una diferencia entre una iglesia y una institución como un hospital o
una escuela. Las instituciones pueden resultar muy importantes, complementando
el Evangelio, ganándose la confianza del pueblo; pero si un hospital o una escuela, de origen
foráneo, llega a considerarse como el centro alrededor del cual la iglesia se
forma, y del cual depende, no podrá desarrollarse una iglesia conforme al
modelo del Nuevo Testamento. La misma se convierte en una religión extranjera,
dependiente de los suministros del extranjero.
Tal
obra seguirá siendo una religión extranjera, dependiente del patrocinio extranjero.
Incluso puede desarrollar un sistema de “evangelistas naturales” asalariados,
lo cual es perjudicial para la iglesia y su dependencia de Dios, y obstaculiza
el crecimiento en lo que es el conocimiento de Dios.
La
Escritura no nos hace creer que el Evangelio prevalecerá hasta producir la
conversión del mundo entero; por el contrario, se nos enseña a esperar una
creciente desviación de Dios, la cual traerá un terrible juicio sobre toda la
tierra. La venida del Señor Jesucristo en su gloria es la esperanza que se pone
ante la iglesia. Al esperar ese gran acontecimiento, recordamos la última
oración del Señor por sus discípulos: “Para que todos
sean uno para que el mundo crea
que tú me enviaste”.
Estas
dos cosas, es decir, la unidad del pueblo de Dios y el hecho de dar a conocer
al Salvador en el mundo, son el deseo de todos los que están en comunión con el
Señor. La historia de la iglesia demuestra que el avivamiento llega por medio
de un regreso a la obediencia a la Palabra de Dios. Ciertamente esta oración
del Señor es, además, una promesa; esta promesa se cumplirá como él oró. Sin
duda, el total cumplimiento de ella será cuando él venga, pero puede ser que el
último gran avivamiento sea un indicio, incluso aquí en la tierra, de lo que
está por acontecer tanto en el cielo como en la tierra.
LA FORTALEZA QUE HA DE
ENCONTRARSE EN LA UNIDAD
Cuando
los discípulos del Señor se arrepienten y renuncian a las formas que los
conducen a una desviación de su Palabra, y se congregan como iglesias en una
dependencia inmediata de él, libres de las ataduras de las federaciones y
organizaciones humanas, y libres para recibir a todos los que pertenecen a él,
es entonces que ellos experimentan su suficiencia, como lo experimentaron
aquellos que transitaron ese mismo sendero antes que ellos; por una parte, son
librados del compañerismo con los incrédulos y) por la otra) se termina
cualquier separación entre ellos y sus hermanos en la fe.
Además)
al llevar el Evangelio a los pueblos de todas las naciones y razas) ellos
comprenderán que toda la Palabra de Dios es para otros lo mismo que para ellos;
que todos los que creen llegan a experimentar la misma relación con Dios) y que
ninguna diferencia de nacionalidad puede afectar la posición de una iglesia
delante de él. La obra del Espíritu Santo en todos manifestará la verdad que
Pedro había aprendido y manifestó cuando dijo: “Y Dios) que conoce los corazones) les dio
testimonio) dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y
ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos) purificando por la fe sus
corazones. Creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos) de igual
modo que ellos.”
Al
repasar el ya largo sendero recorrido por la iglesia peregrina) aparecen ciertos
puntos principales. Estos puntos que sobresalen por encima de todos los
detalles que tanto conmovieron a aquellos cuyas vidas en aquel tiempo los
trazaron) con razón llaman la atención) ya que convierten las experiencias del
camino que queda atrás en dirección para el sendero que se extiende por
delante.
1.
La iglesia peregrina ha encontrado en las Escrituras una guía segura y capaz
para todo el camino desde Pentecostés hasta nuestros días) y tiene la certeza
de que también será suficiente hasta que la antorcha que alumbra en lugar
oscuro resulte tenue ante la gloria de la aparición de él que es la Palabra
viva (2 Pedro 1.19).
2.
La iglesia peregrina está separada del mundo; aunque se encuentra en el mundo no es del mundo. Ella
nunca se convierte en una institución terrenal. Aunque es un testimonio y una bendición
para el mundo) sin embargo) puesto que el mundo que crucificó a Cristo no
cambia) y al discípulo le basta ser como su Maestro) los peregrinos aún se
exhortan los unos a los otros con las palabras: “Salgamos) pues) a él) fuera del campamento) llevando
su vituperio; porque no tenemos aquí ciudad permanente) sino que buscamos la
por venir” (Hebreos 13.13–14).
3.
La iglesia es una. En tanto que nos consideramos miembros de la iglesia
peregrina, reconocemos como nuestros hermanos peregrinos a todos aquellos que
transitan por el Camino de la Vida. Las diferencias pasajeras, por más agudas
que parezcan en el momento, se hacen mínimas cuando consideramos toda la peregrinación
que se extiende ante nosotros.
En
la más profunda humildad, al pensar en la pequeñez de nuestro aporte, y con un
gozo entrañable por nuestros hermanos, nos declaramos hermanos. Sus
sufrimientos son nuestros, su testimonio es nuestro, porque su Salvador, Líder,
Señor y Esperanza es nuestro. Por medio de la iluminación del Espíritu Santo
hemos aprendido, con ellos, a regocijarnos con el Padre cuando dice: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia” (Mateo 3.17).
Con ellos, también, nos regocijamos en la esperanza de ese día en que el Hijo
se nos presentará a sí mismo “una
iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante”
(Efesios 5.27).
LA PERSPECTIVA CONTEMPORANEA
La parte principal de este estudio ha incluido las formas
dominantes del cristianismo en las áreas geográficas de su fuerza. Esto
significa, naturalmente, que muchas formas de cristianismo en algunas grandes partes
del mundo han sido completamente descuidadas o escasamente tratadas. Esto es
inevitable en una obra de esta clase.
En el último estudio se hará un esfuerzo por examinar brevemente
el curso del cristianismo en secciones del mundo que no son Europa ni
Norteamérica. Muchas de estas áreas son consideradas como campos misioneros,
aunque algunas de ellas se han desarrollado tanto que debieran ser consideradas
en cualquier historia del cristianismo. Este rápido examen será seguido por
varias observaciones acerca de algunos problemas contemporáneos del cristianismo.
EL CERCANO ORIENTE Y
AFRICA
La cuna del cristianismo ha estado bajo control mahometano por más
de mil años. El Cercano Oriente, incluyendo lo que era Palestina y las áreas contiguas, consiste ahora
de más de una docena de pequeños países, los más grandes de los cuales son, en
lo que a población se refiere, Turquía, Egipto, e Irán. La historia de la
declinación del cristianismo oriental por el empuje al occidente de los
sarracenos, después del año 632 después de J.C., ya se ha dicho. Esto no
significó la completa destrucción del cristianismo.
Después del golpe inmediato de la conquista, los conquistadores
musulmanes tomaron una actitud práctica hacia los cristianos. Aunque ningún
musulmán podía convertirse en cristiano, a los cristianos se les permitía
permanecer fieles a su fe, puesto que los tributos de dinero, y algunas veces de muchachos para el
servicio militar, impuestos a ellos, hubieran disminuido o sido eliminados si
los cristianos hubieran sido destruidos. Por esta razón no se hicieron grandes
esfuerzos por hacer prosélitos entre los cristianos para la fe del Islam.
Debe recordarse que la invasión mahometana del siglo VII abrumó a Alejandría,
Jerusalén y Antioquía, acabando con ellos como rivales episcopales del obispo
de Roma. Constantinopla, por otra parte, soportó los asaltos de los mahometanos
y en algunas maneras fue fortalecido como rival de Roma. Este cisma entre Roma
en el occidente y Constantinopla en el oriente, surgió por diferencias
ceremoniales, sociales, raciales, políticas y eclesiásticas, estimuladas
por la candente ambición del astuto patriarca
de Constantinopla.
El
emperador de Constantinopla enfrentaba mientras tanto una nueva crisis. Una
guerra civil de terribles proporciones había estado agotando la fuerza del
mundo oriental por veinticinco años. Los turcos Seljuk, un nuevo segmento
revolucionario de los mahometanos, estaban amenazando invadir Europa desde
Asia.
Su
bárbaro tratamiento a los peregrinos occidentales que deseaban visitar las
reliquias de Jerusalén, junto con los desarrollos políticos y eclesiásticos del
occidente, preparó el camino para las Cruzadas, que, junto con la dominación de
Rusia y el oriente de Europa
por Genghis Khan (1162-1227) y sus sucesores, impidió por tres siglos mayor
avance al occidente de los turcos. Se hicieron esfuerzos por volver a unir a
Roma y Constantinopla en asuntos religiosos en la esperanza de que el Occidente
echaría a los turcos del sitio de Constantinopla. Dos veces se proclamó la
unión del catolicismo griego y el romano, una vez en 1274 y otra en 1439, pero
en cada caso el Oriente repudió enseguida a sus representantes, prefiriendo,
aparentemente, a los crueles turcos en vez de la comunión romana.
En
1453 Constantinopla cayó ante los musulmanes. El patriarca (arzobispo) de
Constantinopla se convirtió en rehén del sultán turco y ha continuado siéndolo
hasta el presente. El cristianismo oriental, vagamente confederado en la
Iglesia Ortodoxa Griega, consiste de muchas iglesias raciales o nacionales
independientes en Europa oriental, Asia y África, incluyendo patriarcas en
Constantinopla (el primero entre iguales), Alejandría, Antioquía, Jerusalén, y
Chipre, y la abadía de Sinaí, junto con la iglesia rusa.
Mientras
tanto, los musulmanes avanzaron por los Balcanes en el siglo XV, pero fueron
derrotados inmediatamente antes de llegar a la Europa Central. Gradualmente
fueron empujados hacia atrás a lo que antiguamente era llamada Asia Menor.
Después de sacudirse el yugo de los turcos, los diversos estados de los
Balcanes por lo general adoptaron iglesias oficiales afiliadas al movimiento
Ortodoxo Griego.
Los
musulmanes han sido difíciles de alcanzar con el evangelio cristiano. Ya para
el siglo XIV Raimundo Lulio se convirtió en misionero mártir entre ellos.
Algunos individuos trabajaron entre ellos en los siglos XVI y XVII, pero la
obra organizada no comenzó hasta a principios del siglo XIX.
El gran núcleo de cultura mahometana en el Cercano Oriente hace la
tarea misionera más formidable en la actualidad. Irak e Irán (Persia), y
también Arabia (la cuna del mahometismo), difícilmente han sido tocados por las
misiones cristianas por causa de la fuerte resistencia musulmana. Se han hecho
enérgicos esfuerzos en Turquía, especialmente por misioneros americanos, pese a
las muchas restricciones gubernamentales. La Iglesia de Inglaterra ha
encabezado el campo egipcio, dirigiendo sus esfuerzos principalmente a
reactivar el Cristianismo Ortodoxo Griego en las áreas donde trabajan. Se han
implantado algunas escuelas significativas e importantes en el Cercano Oriente.
La mayoría de la gente en el norte de África, que una vez tuvo un cristianismo
próspero, ahora es fanática musulmana. Lo mismo es cierto hacia el sur de África.
Desde Alejandría hasta Ciudad del Cabo, la amenazadora sombra del Islam pende
sobre el país. Las abrumadoras infiltraciones islamitas por el norte y el
oriente todavía continúan. El mahometismo tiene ahora diez veces más adherentes
en África que todas las misiones protestantes combinadas. El campo ha sido
trabajado activamente tanto por misioneros católicos romanos como por protestantes,
habiendo empezado los primeros en el siglo XV, principalmente desde Portugal. Y
los últimos desde América e Inglaterra en el siglo XIX, inspirados por el
movimiento de emancipación de los negros.
África está destinada a ser un campo de batalla entre el mahometismo,
el cristianismo y el secularismo, en este su día de despertar y nueva
conciencia. La situación se ha agravado con los eventos políticos que
produjeron la existencia de la nación de Israel. Esto ha unido más al mundo
musulmán, y el resentimiento hacia los extranjeros, incluso los misioneros, ha
estado creciendo.
RUSIA
El extenso territorio del gigante ruso se derrama sobre partes de
Europa y de Asia. Los principios del cristianismo en Rusia se ocultan entre
historias apócrifas y tradiciones. Tal vez los misioneros Cirilo y Metodio
plantaron la semilla en el siglo IX. El extremo analfabetismo de las masas del pueblo
después de eso afianzaron un tipo de cristianismo sacramental y litúrgico lleno
de mucha superstición.
Las continúas guerras internas de los siglos XI y XII, seguidas
casi inmediatamente por la destructiva invasión de Gengis Khan y sus hordas
mongólicas, estorbaron al cristianismo ruso hasta mediados del siglo XV.
Después de la caída de Constantinopla en 1453, Rusia se convirtió en una
fortificación de la tradición ortodoxa, estableciendo un patriarcado ruso en
1589. La iglesia rusa estaba completamente sometida al estado. Pedro el Grande
(1689-1725) abolió el patriarcado y estableció el Santo Sínodo bajo su control.
Catalina II (1762-96) completó la humillación de la iglesia al
confiscar sus extensas tierras y sus siervos.
Debe decirse que la iglesia era sin ningún género de dudas tan
corrupta en todos sentidos como es posible serlo. Los siervos confiscados con
la tierra, estimados en un millón, probablemente recibieron mejor trato en manos
seculares que el que habían conocido de tiranos eclesiásticos. La derrota de
Rusia por el Japón en 1905, y la catástrofe de su fracaso en la Primera Guerra
Mundial, contribuyeron tanto a la Revolución de Noviembre de 1917 como a la
sensibilidad militarista del régimen bolchevique.
En enero de 1918 no sólo estaban separados la iglesia y el estado,
para detracción de la primera, sino que también después de 1922 se hicieron esfuerzos
por destruir el cristianismo, que había estado identificado por mil años con la
crueldad imperial y la dominación. La política contemporánea del Partido
Comunista de Rusia es suprimir toda influencia cristiana para los jóvenes, pero
dejar que los más viejos la lleven con ellos hasta su tumba.
ASIA Y ÁREAS CONEXAS
El primer campo misionero del período moderno fue el de India, que
ahora tiene más de 400,000.000 de personas viviendo en una área de poco más de
un millón y medio de millas cuadradas. La primera obra misionera fue hecha por
misioneros luteranos pietistas enviados por Dinamarca en 1705 a Tranquear, en
la costa occidental de la India. La Sociedad para la Promoción del Conocimiento
Cristiano, organizada en 1699 en Inglaterra, también contribuyó a esta obra en
el siglo XVIII, como lo hicieron también los misioneros moravos.
Fue la India a donde Guillermo Carey fue en 1793 para establecer
el movimiento misionero moderno. Desde ese tiempo todas las denominaciones
principales han trabajado en India. A pesar de notables adelantos y de trabajos
sacrificiales, el total de cristianos nominales en la India no excede a seis y
medio millones, de los cuales menos de la mitad son protestantes.
El movimiento nacionalista del siglo XX que puso a Mahatma Gandhi
en primer plano, por extraño que parezca ha ayudado realmente a las actividades
misioneras cristianas, porque Gandhi hizo uso práctico
de algunos de los principios de Jesús. Hay más musulmanes en la India que en cualquier otra parte: casi cien
millones de ellos. Cerca de la mitad de la
población profesa el hinduismo.
China,
con una población un poco mayor que la de la India, se volvió campo misionero protestante en 1807, cuando Roberto
Morrison entró a Cantón. Los católicos romanos
habían trabajado en China desde los días de
Francisco Javier en el siglo XVI. La Guerra del Opio de 1841 abrió cinco importantes puertos al comercio extranjero, y
en esas ciudades se vaciaron los misioneros
cristianos. Sin embargo, le costó a Inglaterra dos guerras
más a mediados del siglo XIX para convencer a los chinos de lo que les convenía más. En 1866, sin embargo, J.
Hudson Taylor y su Misión del Interior de
China, operando mediante ofrendas voluntarias sobre
el principio de la fe, avanzaron al interior de China.
Las
guerras internas desorganizaron grandemente la actividad misionera entre 1900 y
1927. En 1931 empezó la guerra no declarada con el Japón.
La
Segunda Guerra Mundial y el régimen comunista de China prácticamente han
cortado toda la obra misionera de la China continental.
Antes
de la guerra había alrededor de 750,000 adherentes protestantes y más de dos
millones de católicos romanos. Ceylán, la isla de la costa sudeste de India, es
fuertemente budista. Dos terceras partes de la población, que asciende tal vez
a diez millones, siguen esta religión. Los misioneros católicos romanos
empezaron la obra allí en el siglo XVI, mientras que los protestantes de
Inglaterra los siguieron dos siglos después. Antes de la Segunda Guerra Mundial
los católicos romanos ascendían a alrededor de cuatrocientos mil y los
protestantes a alrededor de cincuenta mil.
Birmania
fue penetrada por misioneros cristianos de la misión bautista de Guillermo
Carey en Serampore, en 1807, pero la primera obra permanente se atribuye a
Adoniram Judson. Misionero bautista americano, que llegó en 1813. Otras
denominaciones, principalmente los anglicanos y metodistas, también han abierto
misiones aquí. Se estima que hay cerca de 175,000 cristianos en Birmania.
Los
misioneros cristianos también están trabajando en Tailandia; en Indochina,
donde los católicos romanos franceses agotaron por anticipado el campo y
reclaman un millón y medio de adherentes; en Malaya, donde la mitad de la
población de más de seis millones es musulmán; en Indonesia, donde más de dos
millones de adherentes en una población de más de 65,000,000 dicen ser
cristianos, principalmente protestantes, aunque el
movimiento musulmán ofrece fuerte oposición; en Borneo; y en las Islas Filipinas, donde los misioneros americanos decían
tener una adhesión de cerca de 330,000 antes
de la Segunda Guerra Mundial.
Los misioneros católicos romanos fueron los primeros en entrar al
Japón a mediados del siglo XVI. Por cincuenta años ellos trabajaron con
inusitado éxito, pero la severa persecución gubernamental los interrumpió.
Aunque el Comodoro Perry abrió el Japón al mundo exterior en 1853, la actividad
misionera se retrasó hasta 1873, después de lo cual decenas de cuerpos denominacionales
empezaron la obra en el Japón.
El naciente espíritu nacionalista del Japón después de 1900, creó
problemas a los misioneros cristianos, como lo hizo la industrialización de la
nación, que proveyó las circunstancias de Toyohiko Kagawa. Antes de la Segunda
Guerra Mundial había menos de cuatrocientos mil cristianos en Japón, en una
población de ochenta y cinco millones. Después de la guerra parecía que muchas oportunidades
para los cristianos estaban llamando desde la isla, pero muchas de estas
puertas se están cerrando ahora.
Los holandeses empezaron la obra misionera en Formosa en la
primera mitad del siglo XVII, pero con el derrocamiento del gobierno holandés
la obra se detuvo. Los misioneros católicos romanos empezaron su obra dos siglos
después, como lo hicieron los protestantes. El número de misioneros ha
aumentado desde el cierre de China y la militarización de esta isla.
El cristianismo coreano, después de un período de inusitadamente
rápido crecimiento antes de 1910, sintió el agostador efecto de la dominación japonesa.
Antes de la Segunda Guerra Mundial se informó que los comunicantes protestantes
ascendían a poco menos de 150,000.
OCEANÍA
Las diversas islas del sur del Océano Pacífico conocido como
Oceanía, también han sido objeto de las misiones cristianas. Los adherentes antes
de la Segunda Guerra Mundial ascendían casi a medio millón.
ALGUNAS OBSERVACIONES FINALES
El movimiento cristiano enfrenta hoy problemas y decisiones de primordial
importancia. Algunos de ellos se discutirán brevemente para completar la
historia.
SOBRENATURALISMO ENTRE RACIONALISMO.
Por más de mil años los filósofos cristianos han luchado con el
problema del sobrenaturalismo. ¿Trasciende a los poderes racionales del hombre?
¿Es complementario del proceso del pensamiento lógico, o hay un antagonismo
básico entre los dos? ¿Es posible sostener tanto el racionalismo como el
sobrenaturalismo?
La filosofía y la
teología protestantes del Continente en los siglos XVIII y XIX crecientemente
atacaban la creencia en el sobrenaturalismo como innecesaria e insostenible. En
el siglo XX se ha hecho un nuevo enfoque.
Intenta conservar la idea de un Dios trascendente y reconoce al
hombre como creatura dependiente. Sin embargo, el concepto radical de la persona
de Cristo y la negación de la realidad de una revelación histórica divina que
ha caracterizado al ala liberal de este movimiento, produce casi el mismo
dilema que enfrenta la continuación del racionalismo de tipo antiguo, a saber,
¿conoce este orden del mundo alguna intervención histórica sobrenatural de
Dios? Muchos liberales niegan enfáticamente que el mundo haya conocido o pueda
conocer tal intervención sobrenatural.
¿CUÁL ES LA CONCLUSIÓN LÓGICA DE UNA NEGACIÓN DEL
SOBRENATURALISMO?
Demanda una desviación consciente de las Escrituras del Nuevo Testamento
y del movimiento cristiano histórico. Refutar la resurrección sobrenatural de
Cristo de entre los muertos es refutar una doctrina básica del cristianismo
(ver 1Co. 15:13 sigs.). No puede haber cristianismo sin una resurrección
sobrenatural.
Cuando se llega a este punto: la reducción del cristianismo a un
relato no sobrenatural de las enseñanzas éticas de un hombre que tenía
desvaríos acerca de sus propias relaciones con Dios y engañaba a otros en este
punto, lo único que parece justo es negar que tal sistema teológico deba ser
llamado cristianismo. Muchos calificarán tales conclusiones de cándidas, pero
eso no va a arreglar el problema.
Indudablemente este siglo será testigo de un osado esfuerzo por
separar a Cristo del movimiento cristiano. La dirección general de la teología
liberal contemporánea parece ser la confrontación existencial por una deidad misteriosa
y despersonalizada, que está impedida, ya sea por una soberanía limitada o por
un amor limitado, de ayudar a la gente necesitada en el orden temporal de este
mundo.
MISIONES ENTRE NACIONALISMO.
El vasto programa misionero de los últimos dos siglos ha estado
entre los movimientos heroicos de la historia humana. Hay una seria duda, sin embargo,
acerca de si la pauta que se ha estado siguiendo en estos dos siglos podrá
continuar. El desarrollo de un fuerte espíritu nacionalista entre las nuevas
naciones del mundo constituye un desafío al orden establecido de las misiones.
En algunos casos las misiones ya son consideradas como un esfuerzo
por suplantar la cultura nativa con una extranjera, y hay resentimiento por
eso. Pese a las vidas sacrificiales de misioneros anteriores, algunos todavía
sospechan que el movimiento misionero es un preludio de infiltración política y
económica. Además, el hecho de que América está dando amplia ayuda a todas
partes del mundo, indirectamente ha producido reacción en contra de las
misiones.
Ahora se proporcionan los fondos americanos en muchos países
extranjeros para diversos servicios que antes se llevaban a cabo exclusivamente
por medio de las misiones. Los gobiernos que anteriormente admitían misioneros
en su territorio para obtener las ventajas de esos servicios e instituciones, ahora
se están dando cuenta que ellos pueden proporcionar sus propios servicios e
instituciones sin permitir que los extranjeros trabajen en sus países.
FE ENTRE EL SECULARISMO.
La preocupación del género humano por las cosas siempre ha sido un
estorbo para el progreso cristiano. Nunca ha sido más amenazadora que en esta
generación. Los hombres se han vuelto crecientemente indiferentes a las cosas
espirituales. La hostilidad hacia el cristianismo incluso ha sido reemplazada
en muchos casos por una gozosa ignorancia de los valores religiosos. Esto,
básicamente, constituye la naturaleza subversiva de Rusia comunista. Su
política religiosa se ha originado principalmente en motivaciones reaccionarias
y políticas. El indiferentismo de Rusia por las cosas espirituales puede, a la
larga, ser más dañino para las naciones bajo su dominio, que la antigua
política de persecución.
DENOMINACIONALISMO ENTRE ECUMENISMO.
El movimiento ecuménico ha hecho grandes avances durante este
siglo. Que vaya a remplazar al Denominacionalismo es un asunto abierto a serias
dudas. Todavía hay considerable división entre los adherentes del movimiento
sobre si la federación o la unión orgánica es la meta final. La unión orgánica
no es deseada por muchos que quieren federarse a cooperar en áreas donde eso es
posible.
La Iglesia Católica Romana ha puesto bien claro que ellos no tienen
interés en una unión eclesiástica, a menos que todos los otros cristianos deseen
afiliarse con ellos en sus propios términos. Esto parece un anuncio de muerte
para cualquier propósito final de un cristianismo unido.
COMPENDIO FINAL
El siglo XX está lleno de más oportunidades y más peligros para el
cristianismo que en cualquier otro siglo en mil años. Las rápidas comunicaciones
y la amplia ilustración han puesto nuevos límites al misionero: ahora se ve
obligado a ofrecer un cristianismo a los que lo ven imperfectamente vivido en
la propia tierra del misionero. El mahometismo crecientemente está desafiando
al cristianismo a ser leal al género humano. La creciente influencia del
gigante ruso es un desafío tan religioso como político.
EL PERÍODO CONTEMPORÁNEO
Y LA INTERPRETACIÓN BÍBLICA
El
S. XX (y ahora el S. XXI) ha visto grandes cambios en el campo de Hermenéutica,
sobretodo por la influencia de Karl Barth y Rudolf Bultmann, así como de otros
campos como criticismo literario, filosofía y aún ciencia. Lo ocurrido en el
siglo pasado fue en reacción al método crítico histórico del S. XIX donde el
significado histórico fue enfatizado hasta que la Escritura perdiera relevancia
para nuestro tiempo.
El
S. XX vio el nacimiento del llamado Nuevo Criticismo que enfatiza el supuesto
significado que el texto tiene en sí mismo, es decir, aparte del propósito o
intención original de su autor. Cuando intérpretes aplican este principio a la
Biblia la historia de la Biblia es minimizada y lo que el lector considere que es
el significado toma precedencia – la interpretación se vuelve subjetiva.
En
el presente, la mayoría de las interpretaciones se pueden catalogar en tres
clases: aquellas que ven al texto como
autónomo, aquellas que elevan
el rol del lector (o intérprete) y aquellas que
consideran suprema la intención del
autor.
Debemos
reconocer, sin embargo (en la buena providencia de Dios) que en nuestras
iglesias la Hermenéutica ha vuelto a su debida importancia. Los pastores y
predicadores están buscando prepararse mejor, libros están siendo publicados,
escuelas establecidas y la Hermenéutica bíblica (cuyo nacimiento hemos trazado
a Esdras, a través de la enseñanza de nuestro Señor y Sus apóstoles, en los
predicadores fieles a su llamado aún en la edad post-apostólica y en la oscura
edad media, hasta llegar al nuevo amanecer de la Reforma, y en los escritos y
confesiones Puritanas, y a pesar de los ataques de los neo-ortodoxos, llegamos
a nuestros días) esa Hermenéutica bíblica está de nuevo siendo enseñada y
practicada.
¿Cuál
es esa Hermenéutica bíblica? Nada mejor que ver ejemplos bíblicos de ella, y
así pasamos a la tercera unidad: El Uso del AT por el NT.