INTRODUCCIÓN
Historia de la vida y persecuciones de John Bunyan: Este gran puritano nació el mismo año que los
Padres Peregrinos desembarcaron en Plymouth. Su hogar fue Elstow, cerca de
Bedford, Inglaterra. Su padre era hojalatero, y él aprendió el mismo oficio era
un muchacho vivaz y agradable con un aspecto serio y casi morboso en su
naturaleza. Todo a lo largo de su temprana edad adulta estuvo arrepintiéndose
de los vicios de su juventud, y ello aunque no habla sido nunca ni borracho ni
inmoral.
Las acciones particulares que angustiaban su
conciencia fueron el baile, tocar las campanas de la iglesia, y jugar a
tip-cat, un juego de jardín. Fue en una ocasión, mientras jugaba a esto, que
«una voz acudió repentinamente del cielo a mi alma, que dijo: «¿Dejarás tus
pecados e irás al cielo, o mantendrás tus pecados e irás al infierno?»» Fue
alrededor de este tiempo que oyó hablar a tres o cuatro pobres mujeres en
Bedford mientras tomaban el sol a la puerta. «Su conversación era acerca del
nuevo nacimiento, de la obra de Dios en los corazones. Estaban mucho más allá
de mi capacidad.»
En su juventud fue miembro del ejército
parlamentario durante un año. La muelle de un camarada cerca de él profundizó
su tendencia a los pensamientos serios, y hubo tiempos en los que parecía casi
loco en su celo y penitencia. Durante un tiempo estuvo totalmente seguro de
haber cometido el pecado imperdonable contra el Espíritu Santo. Mientras era
joven se casó con una buena mujer que le compró varios libros piadosos que leyó
con asiduidad, confirmando así su fervor y aumentando su inclinación a las
controversias religiosas.
Su conciencia fue más despertada por la persecución
del grupo religioso de bautistas a los que se habla unido. Antes de la edad de
treinta años se habla convenido en un predicador bautista destacado.
Entonces Te llegó el turno para ser perseguido. Fue
arrestado por predicar sin licencia. «Antes de ir ante el juez, le rogué a Dios
que se hiciera Su voluntad; porque no dejaba de tener esperanzas de que mi
encarcelamiento pudiera resultar e un despertamiento dj los santos en la región.
Sólo en esto encomendé la cuestión a Dios. Y verdaderamente cuando volví me
encontré dulcemente con mi Dios en la cárcel.»
Padeció verdaderas penalidades, debido al mísero
estado de las cárceles de aquellos tiempos. A este encierro se añadió el dolor
personal de estar apartado de su joven segunda esposa y de cuatro hijos
pequeños, y particularmente de su hijita ciega. Mientras estaba en la cárcel se
solazó con los dos libros que había llevado consigo: La Biblia y el «Libro de
los Mártires» de Fox.[1]
Aunque escribió algunos de sus primeros libros
durante este largo encarcelamiento, no fue sino durante su segundo
encarcelamiento, más breve, tres anos después del primero, que redactó su
inmortal Progreso del Peregrino, que fue publicado tres años después. En un
tratado anterior había pensado brevemente en la similitud entre la vida humana
y un peregrinaje, y ahora desarrolló este tema en fascinante detalle, empleando
las escenas rurales de Inglaterra como fondo, la espléndida ciudad de Londres
para la Feria de las Vanidades, y los santos y los villanos que conocía
personalmente para describir los bien dibujados caracteres de su alegoría.
El «Progreso del Peregrino» es verdaderamente el
relato de las propias experiencias espirituales de Bunyan. Él mismo había sido
el «hombre vestido de harapos, con su rostro vuelto de su propia casa, con un
Libro en su mano, y una gran carga sobre su espalda». Después de darse cuenta
de que Cristo era su Justicia y de que esto no dependía «del buen estado de su
corazón», o, como diríamos nosotros, de sus sentimientos, «ahora cayeron
ciertamente las cadenas de mis piernas». Suyos habían sido el Castillo de la
Duda y el Pantano de la Desesperación, con mucha parte del Valle de la
Humillación y de la Sombra de Muerte. Pero, por encima de todo, es un libro de
victoria. Una vez, saliendo de la puerta de la sala del tribunal donde había
sido derrotado, escribió: «Mientras salía de la puerta, tuve gran gozo en
decirles que llevaba conmigo la paz de Dios.» En su visión estaba siempre la
Ciudad Celestial con todas las campanas tañendo. Había combatido constantemente
contra Apolión, y a menudo herido, avergonzado y cayendo, pero al final «más
que vencedor por medio de Aquel que nos amó.»
Su libro fue al principio recibido con muchas
críticas por parte de sus amigos Puritanos, que vieron en él sólo una añadidura
a la literatura mundana de sus tiempos; pero entonces los puritanos no tenían
demasiadas cosas para leer, y no pasó mucho tiempo antes que fuera devotamente
puesto junto a sus Biblias y leído con gozo y provecho. Pasaron quizá dos
siglos antes literarios comenzaran a darse cuenta de que esta historia, tan
llena de realidad humana y de interés, y tan maravillosamente modelada sobre el
inglés de traducción autorizada de la Biblia, constituye una de las glorias de
la literatura inglesa. En sus años tardíos escribió varias otras alegorías, de
una de las cuales «La Guerra Santa», se ha dicho que «Si el «Progreso del
Peregrino.» no hubiera sido escrito nunca, se la consideraría como la mejor
alegoría de la lengua inglesa.
Durante los últimos anos de su vida, Bunyan se
quedó en el venerado pastor y predicador local. También era un orador favorito
en los púlpitos inconformistas de Londres. Llegó a ser un líder y maestro tan a
escala nacional, que frecuentemente era llamado el «Obispo Bunyan»
En lo útil y desprendido de su vida personal, su
carácter era apostólico. Su última enfermedad fue debida a los embates de una
tempestad durante un viaje en el que intentaba reconciliar a un padre con su
hijo. Su final llegó el 3 de agosto de 1688. Fue sepultado en Bunjil Fields, el
patio de una iglesia en Londres.
No hay dudas acerca de que el «Progreso del
Peregrino» ha sido más útil que cualquier otro libro fuera de la Biblia. Fue
oportuno, porque seguían quemando mártires en la Feria de la Vanidad mientras
él estaba escribiendo. Es un libro duradero, porque mientras dice poco de vivir
la vida cristiana en la familia y la comunidad, si interpreta la vida hasta
allí donde es del alma individual, en un lenguaje llano. Bunyan desde luego
«mostró como construir un trono principesco sobre la humilde verdad.» Él ha
sido para muchos su mismísimo Gran Corazón, el valiente guía de peregrinos.